Los sacramentos son signos sensibles y eficaces
de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, a través de los
cuales se nos otorga la vida divina. Son siete: Bautismo, Confirmación,
Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden y Matrimonio.
Los sacramentos se distinguen en:
A.
SACRAMENTOS
DE INICIACIÓN CRISTIANA
Se les llama así porque dan los fundamentos de la vida cristiana: los
fieles renacidos en el Bautismo, se fortalecen con la Confirmación, y son
alimentados en la Eucaristía.
1. Bautismo
¿Qué es el Bautismo?
Es el sacramento por
el que renacemos a la vida divina. Es el primero de los sacramentos porque es
la puerta que abre el acceso a los demás sacramentos y sin él no se puede
recibir ningún otro.
¿Qué efectos produce el Bautismo?
-
Perdona el pecado
original y todos los pecados personales
-
Nos hace hijos de
Dios y miembros de la Iglesia
-
Nos hace Templo de
la Santísima Trinidad
-
Se reciben las 3
virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad
-
Configura al
cristiano como Sacerdote, Profeta y Rey
*Solo se puede recibir una vez porque imprime
carácter sacramental.
*El carácter es un signo espiritual indeleble
de su pertenencia a Cristo.
*Bautismo, confirmación y orden sagrado, son
los sacramentos que imprimen carácter.
2. Confirmación
¿Qué es
la Confirmación?
Es el sacramento que perfecciona la gracia
bautismal y nos da la fortaleza para ser firmes en la fe, auténticos testigos
de Cristo para difundir su Evangelio con la palabra y el ejemplo.
Este sacramento perfecciona la gracia bautismal
por la acción especial del Espíritu Santo. Se llama confirmación porque
confirma y refuerza la gracia bautismal.
Efectos
de la Confirmación
El efecto del sacramento de la Confirmación es
la efusión especial del Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los
Apóstoles el día de Pentecostés (Hch. 2,1
- 13).
Por este hecho, la Confirmación:
-
Nos introduce más profundamente en la relación
con nuestro Padre Dios.
-
Nos une más firmemente a Cristo.
-
Aumenta en nosotros los dones del Espíritu
Santo.
-
Hace más perfecto nuestro vínculo con la
Iglesia.
-
Nos concede una fuerza especial del Espíritu
Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como
verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristo
y para no sentir jamás vergüenza de la cruz.
Se requiere para recibir este sacramento
profesar la fe, estar en gracia, querer recibir el sacramento está preparado para ser testigo de Cristo.
3. Eucaristía
¿Qué es
la Eucaristía?
Es el sacramento por el cual Cristo se hace
presente bajo las especies de pan y vino.
¿Cuáles
son las partes de la Santa Misa?
Se desarrolla en dos grandes partes: Liturgia
de la Palabra y Liturgia de la Eucaristía. Estas dos partes principales están delimitadas por
los ritos de introducción y de conclusión.
¿Qué
significa transubstanciación?
Significa la conversión de la sustancia del pan
en el Cuerpo de Cristo y del vino en la Sangre de Cristo. Esto sucede en el
momento de la Consagración.
Frutos
de la sagrada Comunión:
-
Acrecienta nuestra unión con Cristo con su Iglesia.
-
Conserva y renueva la vida de la gracia,
recibida en el Bautismo y Confirmación y nos hace crecer en el amor al prójimo.
-
Nos fortalece en la caridad, nos perdona los
pecados veniales y nos preserva de los pecados mortales para el futuro.
¿Qué se
requiere para recibir la Sagrada Comunión?
-
Estar en gracia de Dios y estar en plena
comunión con la Iglesia Católica, es decir, sin conciencia de pecado mortal
-
Saber a quién se va a recibir.
-
Ayuno eucarístico: Abstenerse de tomar
alimentos una hora antes de comulgar.
-
Acercarnos con devoción y con actitud corporal
correcta (gestos, vestimenta, etc.)
B.
SACRAMENTOS DE CURACIÓN
Cristo,
médico del alma y del cuerpo, instituyó los sacramentos de la Penitencia y de
la Unción de los enfermos, porque la vida nueva que nos fue dada por Él en los
sacramentos de la iniciación cristiana puede debilitarse y perderse a causa del
pecado. Por ello, Cristo ha querido que la Iglesia continuase su obra de
curación y de salvación mediante estos dos sacramentos.
4. Penitencia
y Reconciliación
Cristo instituyó el sacramento de la Penitencia
(Jn 20,22-23) en favor de todos los miembros pecadores de su Iglesia, ante todo
para los que, después del Bautismo, hayan caído en el pecado, perdiendo así la
gracia bautismal y lesionando la relación con el prójimo, con la creación y con
uno mismo. El sacramento de la Penitencia ofrece a éstos una nueva posibilidad
de convertirse y de recuperar la gracia.
¿Qué es
necesario para una buena confesión?
-
Examen
de Conciencia: Recordar los pecados cometidos desde la última
confesión bien realizada.
-
Dolor de
Corazón: Arrepentimiento, pena interior de haber
ofendido a Dios.
-
Propósito
de enmienda: Firme resolución de no volver a pecar.
-
Confesión
de los pecados: Decir los pecados al confesor.
-
Satisfacción: Cumplir
la penitencia que indica el sacerdote.
¿Qué
efectos produce este sacramento?
-
Perdón de los pecados.
-
Reconciliación con Dios y con la Iglesia.
-
Recuperación de la gracia.
-
Serenidad de conciencia.
Es necesario recibirlo cuando se han cometido
pecados graves, para volver a la comunión con Dios.
5. Unción
de los enfermos
El sentido de la enfermedad del hombre, de sus
sufrimientos y de la muerte, se explica a la luz del designio salvador de Dios, y más
concretamente a la luz del valor salvífico del dolor asumido por Cristo, el
Verbo encarnado, en el misterio de su Pasión, Muerte y Resurrección.
¿Qué es la Unción de
los enfermos?
Es el sacramento que, mediante una gracia especial,
alivia y reconforta al cristiano que se encuentra en peligro de muerte,
enfermedad o vejez.
¿Qué efectos produce
este sacramento?
-
Unión íntima del
enfermo a la Pasión de Cristo, por su bien y por el de toda la Iglesia.
-
Perdón de los
pecados, si el enfermo no ha podido confesarse.
-
Fortaleza, paz, ánimo.
-
Si Dios lo quiere,
recuperación de la salud física.
Su fundamento bíblico está en la carta del
apóstol Santiago: “¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros
de la Iglesia ,
que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor” (Sant. 5, 14)
C. SACRAMENTOS
AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
Estos sacramentos: orden y matrimonio,
confieren una gracia especial para una misión particular en la Iglesia, al
servicio de la edificación del pueblo de Dios.
6. Orden
sacerdotal
Es el sacramento por el que algunos fieles
varones son constituidos ministros sagrados. Los que reciben el orden
sacerdotal son marcados con un carácter indeleble, y así son consagrados y
destinados a apacentar el pueblo de Dios según el grado de cada uno,
desempeñando en la persona de Cristo las funciones de enseñar, santificar y
regir, buscando el bien de todo pueblo.
Manifestaciones del ministerio sacerdotal
-
Predicar la palabra.
-
Administrar los sacramentos y especialmente
celebrar la Santa Misa.
-
Guiar al pueblo cristiano hacia la santidad.
-
Dirigir al Señor la oración de la Iglesia.
Los grados del sacramento del Orden son:
Obispo: Es el sucesor de los apóstoles que posee la
plenitud del sacerdocio; y ejerce el oficio pastoral de Cristo sobre una
Iglesia particular.
Presbítero: Es el
ministro ordenado que participa de la dignidad sacerdotal del obispo, y coopera
con él en la misión apostólica.
Diacono: Es el ministro ordenado para realizar tareas
de servicio a la Iglesia
bajo la autoridad pastoral del obispo.
7. Matrimonio
La alianza matrimonial del hombre y de la
mujer, fundada y estructurada con leyes propias dadas por el Creador, está
ordenada por su propia naturaleza a la comunión y al bien de los cónyuges, y a
la procreación y educación de los hijos.
Jesucristo elevó el matrimonio a la dignidad de
sacramento. El matrimonio entre cristianos es imagen de la unión de Jesucristo
y su esposa la Iglesia.
El matrimonio civil no se equipara al mismo
nivel del matrimonio religioso. El civil es sólo un contrato legal, mientras
que el religioso es un sacramento instituido por Jesucristo que concede la
gracia para establecer una familia.
Propiedades
del matrimonio
- Unidad: El matrimonio es la unión de un solo hombre con
una sola mujer: "Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se adherirá a
su mujer, y vendrán a ser los dos una sola carne" (Génesis 2,24).
- Indisolubilidad: El vínculo conyugal no puede desatarse jamás: "Lo que Dios unió no
lo separe el hombre", dice el Evangelio (Mateo 19,6; 5,32; Lucas 16,18).
El divorcio, pues, está prohibido.
No es lícito a un divorciado volverse a casar
civilmente porque al permanecer el vínculo sacramental tal matrimonio contradice
el plan y la ley de Dios enseñada por Cristo.
El sacramento del matrimonio concede a los
esposos las gracias necesarias para que se santifiquen y santifiquen a los
demás. Es deber de toda la familia - también de los hijos- facilitar ese clima
humano y cristiano en el que se consigue que los hogares sean luminosos y
alegres, sacrificándose para lograr las virtudes humanas y sobrenaturales de
una familia que empezó santificada con un sacramento.
LUIS ALBERTO CHUMACERO ORRILLO
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