martes, 28 de octubre de 2014

COMO DESTRUIR UNA PARROQUIA EN 4 DÍAS


Hace un tiempo me encontraba en una clase de derecho canónico y el doctor encargado del curso compartió con todos los presentes una anécdota muy interesante, con un título muy singular y llamativo, y que ahora comparto con ustedes, espero sea de su agrado y sobre todo que les lleve a una buena reflexión.

Este doctor nos decía, refiriéndose más a los futuros sacerdotes que se encontraban en dicha clase, que si ellos deseaban construir una parroquia sería muy difícil y sacrificado; pero que, sin embargo el destruir una parroquia sería mucho más fácil y no tomaría demasiado tiempo. Y nos brindaba algunos datos que podrían ayudar para este propósito.

Pasos para destruir una parroquia:

 .Cambiar los horarios de misa, no colocarlos de manera visible para que la gente se entere, de modo que los fieles nunca se enteren a qué hora son las misas.

 .Dejar sin misa a la gente por despiste del padre, o comenzar siempre tarde la misa; que una vez llegue tarde a celebrar la misa es comprensible por las diversas labores pastorales; pero, que siempre se empiece 15 minutos tarde… y/o que la misa se haga en 15 minutos deja que pensar.

.Procure hablar lo menos posible de Dios, de la confesión, del pecado, de la gracia y del demonio, no hables de esos temas como si no existiera Dios, como si el pecado no afectaría a la Iglesia, tampoco de la gracia de Dios y menos aún del demonio esos temas están prohibidos tocar. Habla más de ti, de tus obras sociales, pide más limosna (segunda colecta), déjate invitar a comer todos los días por tus feligreses, pero nunca se te ocurra hablar de Dios, de la gracia o del demonio, porque espantas a la gente.

.No pongas horarios de confesión de manera visible, mejor aún diles a tus fieles que confesarse es una bobada, que no tiene sentido o la famosa frase “el concilio ya supero eso”, pero que si alguien desea hacerlo que se busque una parroquia del centro o que trate de buscar al padre para ver qué día tiene tiempo y lo puede confesar, la famosa pregunta: “¿padre me puede confesar?” y la tan usual respuesta: “No tengo tiempo, estoy 'apuradito' anda a la otra parroquia”.

.No pongas horario de despacho parroquial, improvisa, y si alguien pregunta que necesita un papel para sellar o legalizar, que regrese en dos días.

.Que la parroquia siempre esté cerrada, excepto cuando hay misa y solo en ese horario, si hay misas seguidas con intervalo de 30 min o una hora cerrar la parroquia y abrirla hasta que empiece la otra misa.  Si hay capilla en la parroquia está bien que esté cerrada pero sino es así, pues lo correcto es poner horarios en los que la parroquia está abierta esto suele ir siempre junto con los horarios de confesión.

.Desentenderse de la catequesis de comunión y confirmación,  dejar todo en manos de los catequistas, y no meterse en los temas, no saber que se dice en las charlas. Por muy santos que sean los catequistas, la cura de alma le corresponde al párroco, reunirse con los catequistas, con los padres de familia, darles charlas a los catequistas, motívalos.

.Que el padre no pare en la parroquia,  todo el día desaparécete, ándate de compras, al gimnasio, ándate de viaje, paséate por la ciudad, déjate invitar por los fieles a su casa o lo que es peor invita a la casa parroquial, cual si fuera restaurante, a los feligreses; la cosa es que no estés en la parroquia. “tengo que insertarme” dicen muchos por tanto tengo que salir mucho, conocer las pollerías o chifas de la zona (esto no tiene nada de malo, lo malo es parar más tiempo en estos lugares que en la parroquia).

Y después de hacer todo esto tomate vacaciones, por tanta actividad que desarrollas, mereces un descanso necesario.

Una parroquia que costo años construirla pastoralmente, esfuerzos de tantas personas y oraciones, en una semana la parroquia quedará totalmente vacía, irreconocible.

El doctor que nos decía esto justamente buscaba motivar a los futuros sacerdotes y a los demás laicos como yo nos invitaba a reflexionar porque muchas veces somos cómplices de que nuestros sacerdotes sean algo despreocupados, por el contrario todos conformamos la Iglesia, todos somos Iglesia, y por eso estamos llamados todos a construirla. Recemos por nuestros sacerdotes para que sean santos y para que siempre hagan la voluntad de Dios.

Espero que esta reflexión que he compartido con ustedes y que en muchos lugares se da, les ayude a rezar más y a ser fieles a la doctrina de la Iglesia.

                              Que Dios y nuestra Madre Santa María les bendiga.

                                                                                                            

1 comentario:

  1. Muy buen análisis de una realidad que va ganando terreno. Debemos estar en alerta, trabajando para Dios y la Iglesia y orando por la santificación de nuestros sacerdotes.

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